Nos divertimos mientras enseñamos

Puede parecer extraño, pero la vida debe estar llena de alegría. Esto no significa que no haya disciplina, es solamente que no debe ser tan rígida, no son soldados. Son muchas horas para pasarlas sentados. 
Mi experiencia es con niños pequeños, pero me parece aplicable a todos.
Siempre comenzaba el día cantado, cada cambio de clase tenía una canción (en lo posible relacionada a la clase), la que normalmente, requería movimientos. 
Hay juegos que podemos preparar y utilizar en la exploración, concepatualización o en el momento necesario. Yo tenía dos, unos bolos y unos dados.
Los bolos hechos en cartulina dura ( detrás tenían un triángulo que los mantenía parados) se colocaban en la parte de atrás del salón. Los niños tiraban una pequeña bola para tumbarlo. ¿La destreza? Detrás del bolo colocaba un papel, ahí había una pregunta, o un ejercicio según fuera el caso.
Los dados se tiraban y se sumaban los puntos. En la pizarra tenía pegados unos sobres enumerados del 1-12. Eran los sobres los que contenían la destreza.
¿Mucho movimiento, cansados? A levantarse y un poco de ejercicio al lado de sus pupitres, un poco de estiramiento y ¡uno, dos, tres me callé y me senté! Listos para continuar la clase con toda su atención.
La imaginación de un maestro es su mejor arma. A esta edad, es sencillo captar su atención si usas un poco de imaginación. Y ¡sonríe! Demuéstrales que la vida es buena.